viernes, 17 de agosto de 2007

EL EQUINOCCIO DE PRIMAVERA: MITOS Y REALIDADES

*Arqlga. Rosalba Delgadillo Torres
INTRODUCCIÓN
Desde hace aproximadamente diez años (en el templo del Sol en Teotihuacan, Edo. de México y en el Castillo de Chichén-Itzá, Yuc., esto tiene más de 25 años), se popularizó la creencia de que en los centros ceremoniales prehispánicos, durante el Equinoccio de Primavera, los indígenas del México precolombino realizaban rituales encaminados a “cargar energía”, proceso que se concretaría si se ascendía a la parte superior de los monumentos prehispánicos, por lo que se inició una intensa campaña publicitaria a nivel Nacional para que la gente concurriera a estos lugares con este fin, creencia no sustentada científicamente y que ha llevado a poner en peligro a nuestro patrimonio arqueológico.
El concepto “equinoccio” proviene de los vocablos griegos euqus: igual y nox: noche. Este término se aplica al evento astronómico donde el día y la noche duran exactamente el mismo tiempo. Cada año suceden dos acontecimientos de este tipo: El Equinoccio de Primavera y el Equinoccio de Otoño, con fechas aproximadas entre 20-21 de Marzo y 21-22 de Septiembre, respectivamente. Los rayos del Sol inciden directamente sobre el Ecuador (parte media de la Tierra en posición horizontal), posicionándose a las doce del día, justo sobre el cenit, por lo que no “hay sombra”. En otras palabras, la Tierra se sitúa precisamente a la mitad del aparente, infinito vaivén que realiza con respecto a su orbita alrededor del Sol, por lo que ambos equinoccios corresponden al momento en que suceden cambios de estación, distintos éstos, tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur.
Equinoccio de primavera o vernal:
En el hemisferio norte, da paso del invierno a la primavera.
En el hemisferio sur, da paso del verano al otoño.
En el polo norte, el Sol pasa de una noche de 6 meses de duración a un día de 6 meses de duración.
En el Ecuador, el Sol pasa por el cenit exactamente a las doce del día.
En el polo sur, el Sol pasa de un día de 6 meses de duración a una noche de 6 meses de duración.
Equinoccio de otoño:
La Tierra llega nuevamente a la mitad de su órbita alrededor del Sol por lo que volvemos a tener un día igual a la noche, pero ahora los eventos son en cada hemisferio, a la inversa.
ANTECEDENTES. Este fenómeno ha tenido gran importancia para diferentes culturas en todos los tiempos y áreas de conocimiento y, a su vez, ha propiciado la creación de extravagantes mitos y rituales. Las culturas antiguas del viejo y nuevo mundo, observaron detenidamente y durante generaciones, los fenómenos naturales, entre ellos los astronómicos, llevando un registro muy puntual de las alineaciones de determinados astros, en especial el Sol, la Luna, Venus, determinadas estrellas, reconociendo numerosas constelaciones, eclipses, entre otros y, debido a esto, establecieron calendarios que les llevarían a tener un registro de los acontecimientos que consideraron importantes. Existen algunas construcciones que han sido identificadas como observatorios astronómicos y en otros casos, se plantea que determinados monumentos se construyeron especialmente alineados a este acontecimiento astronómico.
EL EQUINOCCIO DE PRIMAVERA EN LA ACTUALIDAD. Numerosas personas arriban desde la madrugada del 21 de Marzo a las zonas arqueológicas de nuestro país, con la falsa idea de que los indígenas concurrían a estos lugares para "cargarse de energía"; sin embargo, esta tendencia es de origen moderno y responde a las creencias denominadas "New Age" que surgieron en los años setenta en Estados Unidos, como una protesta para romper el viejo orden establecido, de ahí su nombre “Nueva Era”, estando asociada a las protestas contra el gobierno de ese país por la guerra de Viet-Nam, el estilo de vida de los hippies, que tendía a reencontrar la naturaleza, la libertad, el amor y la paz (que finalmente fracasó), y que llevó a ponerse en contacto con las antiguas filosofías orientales, haciendo una verdadera mezcla con todas ellas, por lo que esta tendencia nada tiene que ver con la cosmovisión e idiosincrasia de los antiguos mesoamericanos, ni con los rituales que se llevaban a cabo en los templos.
Sin embargo, y a pesar de ello, las secretarías de turismo de gran parte del país, han hecho una gran publicidad para fomentar la visitas los días 20 y 21 de Marzo a numerosas zonas arqueológicas (fig. 4), propiciando el deterioro, vandalismo y contaminación de nuestro patrimonio, desatinadamente autorizados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, pues es única institución que por Ley Federal, otorga las autorizaciones respectivas para que puedan ingresar a estos centros ceremoniales, desde la madrugada, a pesar de que lógicamente estos lugares están cerrados, a todo tipo de asociaciones “esotéricas”, “santeros” y “chamanes”, que lucran con la ignorancia de otros, realizando rituales “sanaciones” y vendiendo amuletos; a numerosos vehículos en los que trasladan materiales para que se construyan entarimados para los vistosos bailables que ahí se ejecutan; también trasportan bocinas, antenas de radio y televisión y demás equipos para que durante la madrugada, los reporteros transmitan “en vivo y a todo color”, el instante preciso en que surgen los primeros rayos del Sol por el oriente; entre muchas otras arbitrariedades. También en otros países se realizan eventos multitudinarios en estas fechas como en Machu-Pichu, en Perú y en Ecuador, por mencionar solo algunos. Lo desafortunado de la situación es que, a pasar de que año con año, las zonas arqueológicas del país, que se ven invadidas por centenares de personas en el ya multi citado día, éstas no están ávidas de interés por conocer las culturas que nos antecedieron, sino que, llevados por su ignorancia y por ser incapaces de enfrentar sus problemas y temores, van a estos lugares en busca de “sanaciones” y supersticiones que les den vitalidad y les resuelvan los problemas.
Como se mencionó al inicio de este trabajo, los casos de las zonas arqueológicas de Chichén-Itzá y Teotihuacan fueron las primeras “pilas energizantes” del país, actualmente también los crédulos arriban a otros importantes centros ceremoniales como Cuicuilco, D. F., Tenango del Valle y Malinalco, Edo. de Méx., Tula y Huizingo, Hgo., Xochicalco, Tepanzolco y Tepoztlan, Mor., Monte-Albán, Oax., Alta Vista, Zac., por mencionar solamente unas cuantas, donde los festejos generalmente giran en torno a las mismas actividades: danzas, supuestas celebraciones sobre el “Fuego Nuevo”, “limpias”, entrevistas a los visitantes sobre como se sienten una vez cargados de energía, etc. Otro fenómeno interesante, es la abundante asistencia a estos centros ceremoniales de “indios” (curiosamente en nuestro país se practica una marcada discriminación hacia los indígenas, pero esos días, muchos se “disfrazan” por que ese día, “todos somos indios”).
La agresión más impactante a este patrimonio se ha venido dando en la llamada “Cumbre Tajín”, teniendo lugar en la zona arqueológica del mismo nombre, en el estado de Veracruz desde el año 2000, con motivo de los festejos de bienvenida al nuevo siglo. Con la panacea de una “fabulosa” derrama económica, este centro ceremonial totonaca del periodo Clásico, ha sido objeto de una magna espectacularidad con eventos multitudinarios para apreciar, entre los templos y juegos de pelota, el espectáculo de luz y sonido, conciertos masivos, bailables y ceremonias de todo tipo, donde se permite que las personas que arriban al lugar trepen desordenadamente a los monumentos (como hemos ya visto, no es el único caso), dañándolos.
Desde 1999, en el estado de Tlaxcala, la Secretaria de Turismo también ha venido invitando, en las mismas fechas, la visita a la zona arqueológica de Xochitecatl, con lo que la han integrado al “concurso” de “haber a que zona arqueológica ingresan más visitantes”, convocando a los festejos que se programan con motivo del Equinoccio de Primavera, con promociónales como el siguiente:
“Ven y renueva tus energías en Xochitécatl
Una de las celebraciones más hermosas, tanto por su riqueza cultural como por su colorido, se lleva a cabo en la Zona Arqueológica de Xochitécatl los días 20 y 21 de Marzo de cada año desde 1999. Cósmico y sagrado fenómeno de alto valor y contenido; en la que se bendice, a través de la energetización solar a toda la gente que acude a recibir a la primavera en este lugar. Entre las creencias, está el vestir de blanco por ser éste un color favorable para la energetización positiva y una banda o paliacate rojo para equilibrarla, todo ello acompañado con la mística presencia de múltiples grupos de chamanes y danzantes, ofreciendo rituales de sanación y bailes prehispánicos bajo las notas de instrumentos de viento y percusión como los caracoles, ocarinas y cascabeles.
Venga a sentir la energía que nos dejaron los antiguos moradores de Xochitécatl; de pronto podrá sentirse transportado hasta las épocas en las que el hombre mesoamericano vivía en equilibrio con la Naturaleza “. (Secretaría de Turismo del estado de Tlaxcala; 2006).
El texto anterior muestra la ignorancia de las personas que intervienen en la redacción de la propaganda, ya que esta aseveración no tiene ningún sustento científico y únicamente fomenta, como lo hemos venido reiterando, el deterioro de las construcciones prehispánicas.

“Dintel” ficticio en la Pirámide de las Flores, Xochitecatl, Tlax. Trabajadores del INAH en protesta.
En años anteriores (se suspendió para evitar accidentes, pues ya se desplomó en una ocasión), el ritual en Xochitecatl incluía pasar por debajo de unas pesadas piedras labradas que aparentan un dintel, situadas en la parte superior de la Pirámide de las Flores. Sin embargo, en las excavaciones arqueológicas efectuadas en este lugar, entre 1992-1995, se localizaron éstas como parte del escombro que cubría al basamento; pero en un exceso de creatividad por parte de los arqueólogos que ahí trabajaron y, sin ninguna referencia arqueológica o científica, fueron colocadas de manera que formaran el “dintel” de una supuesta puerta (¿?), habiéndolo alineado con el equinoccio, razón por la que está actualmente en esa posición y en ese lugar.
Pseudo-investigadores con alumnos que acuden a Xochitecatl en ese día se presentan:
“Vestidos de blanco y con una prenda roja en la cabeza declaran haber hecho un ofrecimiento ‘a los cuatro puntos cardinales que, de acuerdo con la tradición mexica, son los dioses Quetzalcóatl, Xipetotec, Hitzilopochtli y Tezcatlipoca’. Concluyeron su ofrenda a la madre tierra y el padre sol para así concentrar energía y poder repartirla ‘por el bien de la humanidad’. José Luis Álvarez, director de la Escuela de Psicología, Antropología y Ciencia de Puebla, dijo que todo, ‘desde una familia, una célula, un gobierno, un país, todo el mundo, se gobierna bajo los cuatro pilares de ciencia, filosofía, arte y mística’. Aseguró que los rituales están sustentados en documentos antiquísimos, ‘en códices que se recuperaron y que han sido descifrados’… ‘Muchos no entienden por qué tienen una conciencia muy dormida. No tenemos cultura, sabe más un extranjero de nuestra tierra que nosotros mismos. Esto es serio, científico”, afirmó el directivo” (Varela; 2006).
En respuesta a la realización de estas actividades, a todas luces fuera de lugar, por todo lo que ya hemos expuesto, los mismos trabajadores del INAH se han organizado para realizar movilizaciones en contra de estos festejos, especialmente en zona arqueológica de El Tajín, involucrando a las comunidades indígenas de la región.
Por otra parte, es importante mencionar que en uno de los acuerdos de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, emitida en 1972, dice: “Acuerdo. Primero. ''Los museos, monumentos arqueológicos, históricos y paleontológicos, así como las zonas de dichos monumentos, bajo la responsabilidad del Instituto Nacional de Antropología e Historia, no serán utilizados por ninguna persona física o moral, entidad federal, estatal o municipal, con fines ajenos a su objeto o naturaleza, salvo lo dispuesto en este acuerdo. '' (INAH; 1995: 40). Por lo que todas estas actividades están violando de manera flagrante la Ley citada. El Instituto Nacional de Antropología e Historia, a partir del presente año, por fin tomó cartas en el asunto y dio instrucciones para que se cobre en todo el país el ingreso a las zonas arqueológicas el día 21 de Marzo, ya que por ser un día Nacional feriado, por conmemorarse el natalicio del Lic. Benito Juárez García, había sido tradicionalmente gratuita la entrada. Con ello se pretende frenar el acceso masivo y desordenado de los numerosos curiosos que concurren a estos lugares. También inició una campaña de sensibilización con carteles que portan la leyenda siguiente:
“No soy una ruina, cuídame”
“En este equinoccio no subo, no ensucio y no destruyo”
LA RENOVACIÓN DE LA NATURALEZA EN MESOAMÉRICA. Las sociedades mesoamericanas intentaron llevar un registro exacto de los fenómenos astronómicos, habiendo construido observatorios en algunos centros ceremoniales, siendo los más famosos el de Chichén-Itzá, Yuc. y el de Monte-Albán, Oax., donde se dedicaron a la contemplación del firmamento, con lo cual lograron elaborar calendarios, incluso, más exactos que con los que contaron los europeos. En el mes que ahora llamamos Marzo, lo nombraban "Tlacaxipehualixtli" (que significaría “renovación de la tierra”; en el viejo mundo, su equivalente corresponde a la Primavera) teniendo lugar complejas ceremonias religiosas para anunciar el renacimiento de la naturaleza y el comienzo de los trabajos agrícolas, con la finalidad de que los dioses, halagados, propiciaran ricas cosechas y no ocurrieran desastres naturales que las dañaran, pues de ello dependían los bastimentos para la comunidad. La fiesta principal consistía en el "desollamiento de hombres", dedicada al dios "Xipe-Totec” (Nuestro Señor el Desollado) dios de lo que ahora llamamos primavera y más tardíamente, también fue protector de los orfebres (Durán; 1981). Los festejos a esta deidad duraban veinte días y como parte de los numerosos rituales, se sacrificaban guerreros tomados prisioneros en las batallas. Se les sacaba en corazón en la piedra de sacrificios, situada en la parte alta de las escalinatas que daban acceso al templo y posteriormente, se desollaban. Los sacerdotes portaban, como una especie de capa, la piel de los sacrificados durante los días que duraban las festividades. Lo que quedaba de los guerreros inmolados se arrojaba a la muchedumbre que, aglomerada en la plaza, se arrojaban desaforadamente sobre los despojos para poder arrancar una porción de carne, la cual cocían con granos de maíz y chile, guiso que se conoce en nuestros días como pozole (potzolli). Siglos más tarde, en la Gran México-Tenochtitlan, también en este mes tenía lugar el sacrificio de un prisionero en una piedra labrada llamada "temalacatl". Este evento consistía en amarrar a un guerrero que había sido tomado como prisionero en algún enfrentamiento, al cual se le entregaban objetos de papel y plumas, que simulaban armas y tenía que luchar contra cuatro fuertes guerreros que portaban escudos y espadas con filosas navajas de obsidiana. El valiente guerrero otomí, Tlahuicole, originario de la región de Huamantla, actualmente en el estado de Tlaxcala, trascendió en la historia debido a la gran admiración que logró entre los Mexicas, al sobrevivir a esta desigual lucha.
En Tlaxcala a esta fiesta se le daba el nombre de Coaithuitl y la representaban como una serpiente enrollada sobre un abanico. Así pues, consideramos poco factible que las personas que aseguran concurrir a las zonas arqueológicas para “revivir nuestras tradiciones”, quieran recrear en “vivo y todo color” los verdaderos rituales que realizaban en el mes de marzo los indígenas mesoamericanos.
También debemos hacer hincapié en que estos edificios prehispánicos no fueron construidos para que deambularan sobre ellos muchedumbres, sino que los sacerdotes que intervenían en las ceremonias, eran los únicos que tenían acceso al templo, mientras que el resto de la población observaba los acontecimientos desde la parte inferior. En la construcción de estos templos se usaron como aglutinantes únicamente lodo, arena, cal y huevos de ave, por lo que no tienen la consistencia que se requiere para soportar el paso de numerosas personas, ya que estamos hablando de edificaciones que fueron levantadas, algunas de ellas, poco después del año 800 antes de nuestra era, como es el caso concreto de Xochitecatl, en el estado de Tlaxcala.
Ya han tenido lugar otras opciones para esperar la llegada del Equinoccio de Primavera, considerando el mismo principio de “cargarse de energía”, como es el hacerlo en áreas naturales, donde no se afecta la integridad de las estructuras prehispánicas, como son los casos de Bernal, en Qro. y Cerro Grande, en Gto. De igual manera, vale la pena hacer referencia que en diferentes comunidades Tarascas del Estado de Michoacán, a partir de 1983 y cada año subsiguiente, el 21 de Marzo, por ser día feriado y puede participar y colaborar toda la comunidad, se realizan ceremonias con reminiscencias prehispánicas, con la intención de tener un buen año agrícola. La primera tuvo lugar en Tzintzuntzan y consecutivamente en Ihuatzio, Nurio, Tzirondaro, Angahuan, Pichátaro, Tacuro, Xatapen, Cheranatzicurin, Ichupio, Cocucho, Ucazanástacua, Tarecuato, Puacuaro, Sevina, Janitzio, San Lorenzo Nahren, Tirindaro, Cherán, Carapan, en el pueblo nuevo de Parangaricutiro (recordemos que el asentamiento original fue cubierto por la lava del volcán Paricutín), Pátzcuaro, Caltzontzin y finalmente este año, en Patamban.
COMENTARIOS FINALES.
Por otra parte, debemos hacer mención que la creencia de que los edificios ceremoniales precortesianos funcionan como receptores y sirven para una supuesta “carga de energía”, es totalmente falsa ya que, para que esto sea posible, según las filosofías esotéricas que aseguran esto, se requiere estar en la parte interna de una pirámide, cuerpo geométrico que tiene una base con cuatro lados iguales y sus cuatro paredes, en forma de triángulo, terminan en una punta y, como es posible percatarse, los basamentos prehispánicos son pirámides-truncadas; es decir, ninguna de ellas termina en punta, debido a que su función consistía en darle altura a los recintos sagrados que se construían en la parte superior y que, constituían el templo donde se llevaban a cabo los rituales y ceremonias religiosas, así que eso de tener que ascender forzosamente para “cargarse de energía”, verdaderamente, resulta poco factible (por no decir, ridículo).
Otro error en el que se evidencia la ignorancia de los esotéricos, es el pensar que los primeros rayos del Sol durante el Equinoccio de Primavera son los más importantes para esa supuesta “carga de energía”, pues éstos tienen una dirección tangencial con respecto a los ansiosos y “desergenetizados” espectadores, ya que la mayor insolación ocurre a las doce del día (claro, esto a la altura del Ecuador y no a la latitud en la que se encuentra la República Mexicana), cuando los rayos solares a manera de “espada de rayo Láser”, caen de manera perfectamente vertical y nos atraviesan, de manera imaginaria (obvio), justo por el centro, desde la parte alta de la cabeza, hasta los pies.
Así mismo, si nos mantenemos por largas horas bajo los rayos solares, lo único que conseguiremos será una terrible insolación y exponernos de manera irresponsable a los rayos Gamma, Ultravioleta, Infrarrojos, X, Láser, entre muchos más, que forman parte de la energía solar; lo que realmente estaremos propiciando, es la aparición de manchas en la piel que pueden llegar a degenerar en cáncer; ésta es la razón por la que se solicita a la gente que vista de blanco, para que reflejen (regresen) la radiación de los rayos solares; entonces, quien los entiende, se quieren “cargar de energía” pero la desperdician; si realmente quieren concentrar energía, ¿por que no que se visten de negro? Mejor les recomendamos a todos aquellos que desean sentirse llenos de vigor, consumir y degustar un energético de origen natural y que incluso, estudios recientes le atribuyen muchas propiedades, entre ellas, afrodisíacas, además de ser 100% prehispánico, esto claro, antes de que los europeos le hubieran agregado algunos ingredientes, con lo que lo hicieron aun más delicioso, nos estamos refiriendo a nuestro ya internacionalmente famoso “chokolatl”, o bien, como opina el Arqueólogo Andrés Santana Sandoval, investigador del INAH/Tlaxcala, y actualmente responsable de las zonas arqueológicas de Xochitecatl y Cacaxtla “… mejor cómanse unos tacos…”, por cierto, también muy mesoamericanos (Santana; 2005).
Considero que los centros ceremoniales de nuestros ancestros merecen respeto de nuestra parte (¿nos gustaría que nuestros templos fueran profanados y deteriorados por chusmas incultas y sin control?) y que, cada vez que vayamos a visitarlos, realmente hagamos eso; es decir, tomemos conciencia del lugar en el que estamos y contemplemos su majestuosidad, apreciemos su permanencia, la manera en la que debieron organizarse las comunidades para lograr transportar las materias primas, muchas veces procedentes de lugares lejanos y haber podido construirlos, sin contar con la tecnología de nuestros días, a pesar de que fueron levantados hace siglos e incluso milenios. Interesarnos por conocer a los dioses a los cuales dedicaban sus obras y sus festejos, tratar de imaginar a los arquitectos de aquella época consultando los planos, los canteros, esculpiendo esculturas con instrumentos de piedra, ya que nunca contaron con herramientas de metal, a los sacerdotes ataviados con ricas tilmas y taparrabos, confeccionados con pieles de animales y bellas plumas coloridas, realizando las ceremonias; tantas y tantas preguntas que podríamos hacernos, en una palabra, ser capaces de sensibilizarnos ante lo efímero que es el hombre y lo trascendente de sus obras.
Investigaciones muy serias y meticulosas de carácter arqueo-astronómico, y las cuales consistieron en tomar lecturas de numerosos edificios prehispánicos, en diversas zonas arqueológicas del país y Centroamérica, han demostrado, que al parecer, no existe ningún edificio prehispánico alineado intencionalmente con este fenómeno astronómico. El evento que tienen lugar en el Castillo de Chichén-Itza, Yuc., en el que se puede apreciar el desplazamiento de una serpiente a través de la escalinata, debido al juego de luces y sombras, ocurre durante varios días, antes y después de los equinoccios; por otro lado, es más sencillo demostrar que los Solsticios y no los Equinoccios…
“… (21 de junio y 22 de diciembre, ±1 día) son naturalmente llamativos y fácilmente perceptibles por las “paradas” del Sol en los extremos de su desplazamiento anual por el horizonte… (es decir, cuando el Sol llega a su punto límite en una dirección en el horizonte y regresa hacia el lado contrario. Esta aclaración es nuestra),... por lo que deben haber sido las primeras referencias astronómicas en el cómputo del tiempo: las orientaciones más tempranas en Mesoamérica fueron precisamente las solsticiales que predominan también en otras culturas con conocimientos astronómicos menos desarrollados. En cambio, los equinoccios no son momentos naturalmente significativos; como ya fue mencionado, se trata de eventos difícilmente observables y relacionados con conceptos muy específicos de astronomía esférica. Es probable que en muchas culturas del pasado no existiera noción alguna sobre los equinoccios, como definidos en la astronomía moderna” (Sprajc; 2006: en prensa). Las observaciones astronómicas prehispánicas estaban más interrelacionadas con el inicio de la temporada de lluvias ya que un error en sus cálculos ponía en peligro la cosecha de ese año. Por lo tanto, estamos totalmente de acuerdo en que…
“Los alineamientos plasmados en la arquitectura mesoamericana y el paisaje cultural prehispánico señalan, de manera consistente, varios grupos de fechas, pero muy pocos pueden vincularse con las posiciones equinocciales del Sol. Es decir, la popularidad actual de las ideas sobre la importancia de los equinoccios en la Mesoamérica prehispánica es, con respecto al significado real que pudieron haber tenido, tremendamente desproporcionada. Si el objetivo de los peregrinajes modernos a los sitios arqueológicos es recuperar la sabiduría de los antepasados, las fechas equinocciales son definitivamente las menos propicias para realizar visitas con este fin. (El subrayado es nuestro). … no cabe duda de que una afluencia menos multitudinaria y mejor distribuida a lo largo del año tendría efectos benéficos para la conservación del patrimonio arqueológico” (Sprajc; op. cit.).
No queremos dejar de mencionar que, por nuestra parte, no tenemos ninguna objeción en la práctica de creencias esotéricas y la “carga de energía”, ya que eso corresponde totalmente a una decisión de tipo personal, simplemente queremos recalcar que éstas, definitivamente no tienen ninguna asociación con los rituales, ni con la función que tenían los edificios prehispánicos, por lo que no es correcto que bajo engaños y patrañas, así como esgrimiendo el falso argumento de que “son nuestras tradiciones”, en aras exclusivamente de un interés económico-turístico, se mal informe a las personas, distorsionando la historia de nuestros antepasados. Si están muy convencidas de que, en el día que ocurre el Equinoccio de Primavera, verdaderamente se “cargan de energía” y eso las hace sentirse bien, las invitamos a que se “carguen de energía” en cualquier lugar del planeta (ya mencionamos que el lugar idóneo es a la altura del Ecuador, a las doce del día), menos en nuestras zonas arqueológicas, que son patrimonio de todos los mexicanos y tenemos la obligación de protegerlo para entregarlo, como un legado ancestral, a las futuras generaciones; recordemos el antiguo lema del Instituto Nacional de Antropología e Historia:
“Manos mexicanas los hicieron…
Manos mexicanas los deben proteger”
Turistas “esotéricos” saludando a los primeros rayos solares la madrugada del 21 de Marzo en la parte superior de la Pirámide de las Flores, Xochitecatl, Tlax., al fondo, el Volcán La Malinche.
BIBLIOGRAFÍA
Durán, Fr. Diego. Historia de las Indias de Nueva España y islas de Tierra Firme. Porrúa. México. 1981.
Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos. Instituto Nacional de Antropología e Historia. México. 1995.
Santana Sandoval, Andrés. Entrevista. “Alerta arqueólogo de riesgos en Xochitécatl, Tlaxcala”. La Jornada de Oriente. Martes 22 de Marzo 2005. Tlaxcala, Tlax. México.
Sprajc, Ivan. “Alineamientos astronómicos en Xochitecatl y Cacaxtla, Tlax.”, en prensa. Coloquio Internacional “Cacaxtla, treinta años de investigaciones”. Septiembre 2006. Tlaxcala, Tlax. México.
Varela Loyola, Víctor Hugo. “Inhibe a turistas el cobro de acceso a Xochitécatl para recibir el equinoccio”. La Jornada de Oriente. Miércoles 22 de Marzo 2006. Tlaxcala, Tlax. México.

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